martes, 25 de septiembre de 2012

Desde la cama

Desde mi cama, de madrugada
sueño.
Desde mi cama, veo la ventana
y el frio padezco.
Desde mi cama mi cabeza grita
"¡Duerme!"
Pero no puedo.
Desde mi cama no veo la calle,
Pero la siento.
Desde mi cama, aquí tumbada,
Pienso.
O, al menos, lo intento.
Desde mi cama, alejada, observo,
Observo el mundo entero.
Desde mi cama, boca arriba tirada,
Nada veo.
Desde mi cama mis sabanas me tapan,
cubren mi cuerpo.
Desde mi cama, se hielan mis pies,
y con ellos el alma.
Desde mi cama, casi atada,
no puedo hacer nada.

miércoles, 11 de julio de 2012

H

Hombres manchados caminan
dirección a la cueva abatida
en la que se ha convertido la capital.

Hombres sin esperanza
buscando la oportunidad.
Son héroes,
y
se escucha a la gente
vi
to
rear.

Hombres desnudos caminan,
hacia las puertas de la ciudad
y allí, de frente los ven;
con ellos van a
a
ca
bar.

Hombres de negro
marchan,
hombres en cuyas pieles
brilla ahora el carmín.

Hombres de negro marchan
Teñida de rabia su alma,
luchando por su vida seguir.

martes, 3 de julio de 2012

Orgulloso de nada

Circo y ruedo
donde antes era gloria
ahora es duelo.

Mientras el pueblo hondea
con orgullo su bandera
arden las naranjas,
las naranjas se queman.

La nostalgia es bienvenida,
es aliada necesaria.
El pájaro alzó el vuelo,
pero ya nunca se posará de nuevo.

Caciques que estafan,
mentiras, patrañas,
verdugos de su pueblo,
pueblo que ya no aman.

Caciques que venden,
el circo, el pueblo y su alma
a grandes Cancilleres
que ahora en España mandan.

El cuero es de nuevo
distintivo del pueblo,
-yo me pregunto-
orgulloso de, ¿qué?

Orgulloso de nada.




martes, 26 de junio de 2012

Momentáneo momento

Cuando tienes un momento de relax, y dejas a la mente vagar. Viaja y vuela por el mundo, pequeña. Viaja y mira, observa aprende, aprehende. Emprende. Cuando tienes un momentáneo momento de relax, la mente se enajena y escapa para poder ver más.
Sientes flotar en el aire cada sustancia que te han contado que esta ahí, y de repente ves las cosas hechas por minúsculas partículas.
Cuando tienes un momentáneo momento de relax, disfruta de él.

Sócrates

Leer sobre la muerte de Sócrates y aún sentir ganas de llorar, porque la humanidad no ha cambiado y sigue envenenando a sus sabios.

domingo, 24 de junio de 2012

A veces se rinde

A veces sentía la necesidad de rendirse. Incapaz. Incapacitada. Quizá siempre se había sobrestimado, quizá siempre había esperado más de si misma de lo que realmente podía dar. A veces sentía la necesidad de dejar los sueños, estrellarse contra la realidad y ni si quiera tener un mínimo interés en luchar. "Te lo aseguro", se decía, "ya no puedes hacer más". Se le acababa el tiempo, era joven, pero cada vez menos y el tiempo de hacer algo grande se apagaba. Aspiraba a tanto, a tan alto. Y sus padres le insistían en que dejara de soñar, que no podía. Que no iba a llegar.
A veces sentía que pendía de un hilo que ya se empezaba a deshilachar, y aún no había podido asirse a nada. Creíase algo que nunca iba a llegar a ser...¿o sí?
Sólo que a veces sentía.

jueves, 3 de mayo de 2012

Mediocridad


-          La mediocridad es algo horrendo, y sin embargo, un don admirable sin el cual no podríamos vivir.  – prosiguió el hombre mientras daba un sorbo a su pequeña taza de café.- Imagine por un momento que la genialidad fuera común, ¡Qué despropósito! Es, por supuesto, completamente imposible. La mediocridad debe existir para que el genio luzca. Los diamantes no valdrían nada de no estar rodeados de objetos de menor valor.
-        Vaya cosas más obvias dice usted. Sin embargo, no comulgo con esa idea suya. La mediocridad es despreciable se mire por donde se mire. Cualquier persona de rigor tiene la obligación moral, espiritual, o llámelo como quiera, de superarse a sí mismo. Una persona no es completa si no trata de ser mejor, si no lucha por saber más, ser más fuerte o vivir mayores y más intensas experiencias. Oh, sí, disculpe. Quisiera tomar otro café. Sólo, sí, con dos de azúcar. – el camarero, contento de que al fin hubieran advertido su presencia, se marchó solemnemente, como se esperaba de alguien que desempeñase esa labor en un lugar de tal categoría. – Vaya, en esta cafetería son siempre tan atentos… ¿Por dónde iba?
-         Soñaba usted con un ideal de ser humano que hace tiempo que quedó atrás. Parece olvidar que a nadie le importa ya su interior. ¿Quién quiere ser culto pudiendo conducir un lujoso coche? ¿Quién quiere saber de música, pudiendo acceder a toda ella en cualquier momento y de cualquier manera? ¿Por qué forjar una personalidad si la televisión nos entretiene de la manera más vulgar? Ahí se bañan los mediocres, se impregnan de la esencia de lo común, de lo grosero. A veces incluso el genio se pierde en ese horrible lago de cuestiones terriblemente aburridas. Pero es un precio que se ha de pagar, para que gente como usted y como yo tengamos el privilegio de sentirnos únicos. – tras el discurso del hombre el camarero se acercó con el café de su acompañante, en una preciosa y pequeña tacita de fina porcelana con un aspecto tremendamente frágil, decorada con motivos florales clásicos. – Aprecio infinitamente el detalle de éstas piezas, son sin duda exquisitas.
-        Sois un maravilloso orador, habéis alejado el tema como os ha parecido y ahora os permitís analizar la vajilla. Lamento deciros que no pienso daros la razón. La gente vulgar no debería existir, aun que soy consciente de lo imposible de mi propuesta, por lo que me conformaría con no tener que verla, tal vez de esta forma olvide su existencia. La vida no es algo para vivir de forma pasiva, es algo activo en constante cambio, cada acción puede cambiarnos, marcarnos, o acabar con nuestra existencia. Pero es eso, eso es la esencia de la vida. El riesgo, la aventura. Y hay tiempo para hacerlo de forma práctica y teórica. No olvide leer sus novelas, inspirarse en sus poesías. Pero no olvide dar al cuerpo el placer animal que también nos hace humanos.
-        Es usted sorprendente, habla como si en otro siglo nos halláramos, con unas intensas ideas y un rostro totalmente fuera de lo común. Me sorprende haberla conocido, pero es sin duda lo mejor que me ha pasado, al menos hoy. – el hombre rió y prosiguió charlando, jovial.- Me resulta un tanto fría, pero su discurso desprende calor. Me desconcierta ligeramente el choque de temperaturas, pero es de lo más fascinante. Lamentablemente debo marcharme, prometí a mi jefe que sólo tomaría un café mientras me ponía al día con mi correspondencia, pero ya ve. Llevamos aquí una hora charlando y apenas he terminado el primero de mis quehaceres.
-          No se preocupe, volveremos a vernos. Suelo frecuentar este lugar, ya no quedan sitios como éste, donde una puede sentir que lo bello no ha desaparecido, donde el don de la palabra no queda desprestigiado por patanes.
-        No quisiera ofender, pero me sorprende que sea usted tan joven, y mujer, ¿de dónde ha salido?
-        No sea desconsiderado, caballero. Un hombre adulto como usted debería saber que a una dama no debe preguntársele por su pasado. – a pesar del tono de reprimenda, una ligera risa salió de los labios de la mujer, a quien la curiosidad del hombre alagaba enormemente.
-        Entonces no hablaré más, temo estropear su confianza.
El hombre comenzó a recoger sus pertenencias mientras la mujer, divertida, terminaba el café. Los dos se levantaron casi a la par. Un hombre distinguido, de facciones afables y pequeñas arrugas en la boca y el ceño con ligeros brotes de blancura en su cabello. Vestía un elegante traje gris oscuro con una camisa beige. A pesar de su estilo clásico, la corbata denotaba la época en la que se hallaban, ya que simulaba de manera muy realista un río de plata. Se puso un sombrero, aparentemente antiguo también, pero que en un lateral disponía de un pequeño aparato que hacía las veces de teléfono y ordenador personal. 
La mujer era totalmente diferente. 



Sin terminar